
“Estamos por el movimiento, no por lo monetario. Esto es militancia pura”, dijo María Victoria Pereyra Rozas, colaboradora en la Librería de Mujeres que fundó su madre, Carola Caride, junto a Piera Oria, al ser consultada por la cantidad de ventas tras el impacto de la consigna Ni Una Menos en la agenda de los políticos y, principalmente, de los medios.
Según Victoria, aunque la mayor visibilización de las cuestiones de género no aumentaron las ventas (ya que desde su fundación en 1995, la librería “solo cubre los gastos”), sí dio a conocer la diversidad sexual, lo que permitió que el proyecto continúe. “Tenemos de todo: para gays, transexuales, heretosexuales; si no, sería insostenible”, agregó.
En ese sentido, Victoria remarcó que el público es, en su mayoría, del ámbito académico y de investigación. “Nadie va a ponerse a leer ‘género’ porque quiere”, sostuvo. También recordó que, al principio, los hombres no se acercaban, pero que ahora la clientela es “bastante mixta”.
Con respecto a los autores, María Sol Pereyra Rozas, otra hija de Carola que colabora en el local, opinó que se vende lo que está “de moda”, además de los escritores que integran la bibliografía de las universidades. Por ejemplo, uno de los libros más vendidos ahora es “Teoría King Kong”, de la francesa Virginie Despentes, publicado en 2007.
Para Victoria, existe una gran diferencia entre lo que se publica en Argentina y en Europa. En su opinión, hay más homofobia que en nuestro país, pero tienen una “teoría más avanzada y estudiada”. Destacó que traen muchos libros de España, pero algunos son “difíciles”, sobre todo para chicos.
La librería es el último proyecto de la Asociación Civil Taller Permanente de la Mujer, fundada por Caride y Oria en 1988. “No contamos con subsidio, pero mamá tampoco lo quiere. Ella tiene su posición política y de militancia, y quiere que sea un espacio abierto para todos”, aclaró Victoria.
Tras el cierre de un local en Chile y otro en México, la Librería para Mujeres es la única que existe en Latinoamérica. Ubicada en el pasaje Rodolfo Rivarola del barrio porteño de San Nicolás, es un espacio de militancia feminista, una editorial y un centro de documentación que reúne más de 8.000 volúmenes de libros agotados, documentos y revistas.